lunes, 21 de julio de 2014

Autómatas

Muchos pueden pensar que lo ideal es vivir como los demás, sin embargo no se dan cuenta que vivir sin pensar no es vivir, es simplemente no morir. Aunque si he de decir la verdad no pensar puede ser la única forma de sobrevivir aunque no llegues a vivir. Y es que cuando solo eres capaz de pensar en una cosa quizá tu problema es que intentas pensar. Quizá lo único que debas hacer sea actuar. Sin embargo no serás capaz de mover ni un dedo, ni articular una sola palabra o escribir una palabra más.

Puede que la teoría esté clara. Puede que tras infinidad de noches de insomnio hayas conseguido convencerte de lo que debes hacer. Pero querido, tú y yo sabemos que nunca lo harás. Simplemente mirando las ventanas te quedarás. Haciendo tiempo para que al día siguiente no puedas pensar, para que un día más, durmiendo despierto, llegue a su final.

martes, 15 de julio de 2014

Ocaso

Si bien la noche nunca fue nuestro mejor momento, estos días se torna más negra si cabe pues a la noche le sigue el día, o por lo menos así debía ser, así era. Sin embargo hace muchas noches que no hay un día. Y lo peor no son las noches que pasaron, si no las que nos quedan por pasar: noches frías y noches cálidas, noches estrelladas y noches cubiertas, noches en vela y noches sin dormir; pero todas sin ti.

Y es cuando te das cuenta de esto cuando hubieras deseado aferrarte a aquel último Sol, aquel último ocaso que ocultó para siempre el Sol y nunca más lo dejaría salir. Y es que cuando no hay remedio es cuando remedio hubieras deseado poner. Si bien sabías lo que iba a pasar nunca te decidiste a remediarlo cuando pudiste por miedo a acortar el último día, pero por arriesgar unas horas de luz te condenaste a una eternidad de oscuridad, ¿mereció la pena? Nunca lo sabrás, sin embargo, mil veces te arrepentirás.

lunes, 7 de julio de 2014

Verano

Llegó el verano y con él el calor, la playa, el sol, las vacaciones, el pueblo, las fiestas, los viajes la felicidad para algunos, lo que llevan esperando todo el año, pero cuando menos ropa tenemos es cuando más se esconden los sentimientos. Porque a veces una cárcel no es si no el mejor lugar si tienes a esa persona de compañera de celda y con el verano llega el fin de la supuesta condena convirtiendo a los presos físicos en presos de la distancia, del olvido, del adiós... de la soledad. Más cuando sabes que nunca volverás a estar encerrado en aquella prisión, ni tú, ni ella. Y lo que es peor: seguiréis encarcelados, pero separados. Si era el único alivio para soportar la cautividad ahora deberás arreglártelas para sobrevivir sin su luz, sin la esperanza de llegar a estar con ella más allá de la obligación física. Deberás soportar la idea de que tu tiempo pasó y este es uno de esos trenes que no vuelven. Que si no te atreviste a montar en él en su momento ya nunca lo podrás hacer pues ya salió del andén rumbo a otra estación que sí tenga un pasajero digno de él.