Es por esto que tú y yo sabemos lo que es inevitable. Lo que va a sacudir nuestra vida en los próximos días, o semanas si somos suficientemente fuertes. Pero va a ocurrir. Otra vez. Si es cierto que la práctica hace al maestro deberíamos tener bien preparada la defensa y nada pasaría.
Pero solo somos maestros en caer y llorar.
Y ya no podemos soportar más golpes contra el suelo.
Pero tampoco podemos evitar haber empezado ya a regarlo.
Aunque aún tengamos secos los ojos.
Aunque aún tengamos las rodillas en carne viva.