lunes, 3 de agosto de 2015

¿Hasta nunca?

En esta noche nos hallamos aquí reunidos en cuerpo, espíritu o pensamiento todos los que alguna vez te conocimos, todos los que alguna vez te vimos o te escuchamos... no somos demasiados ya que siempre intentaste pasar desapercibido aunque a veces resultara casi imposible, pero somos todos cuantos se necesita pues así será menor el daño, o así espero que sea.

No puedo obviar lo curioso que resulta que yo mismo te escriba esta carta a modo de despedida y esquela, la verdad es que no resulta demasiado común que el asesino sea el encargado de oficiar el funeral pero qué se le va a hacer, tampoco tuviste una vida demasiado común. Naciste sin que nadie te concibiera ni mucho menos te esperara y pronto tu viejo hermano tuvo que arrodillarse ante ti, aunque como bien sabemos tú y yo su muerte estaba firmada y solamente esperaba la fecha de su ejecución.

No puedo despedirme de ti sin pedirte perdón, en primer lugar por haber dejado que llegaras a este mundo donde solo te aguardaban el dolor y la muerte, me gustaría decirte que no va a volver a pasar pero aún no lo sé controlar. También debo disculparme por esconderte, quizás fue mi mayor error pues cuando hubiste madurado ya no pude sacarte al exterior, aún tengo sangre entre las uñas por esto que fue sin duda lo que te mató aunque espero esta vez sí haber aprendido la lección.

No sé qué pasará contigo, espero ser capaz de dejarte marchar y que por fin lo dos podamos descansar... te lo debo... me lo debo... No sé si nos volveremos a ver, si es así deseo con toda mi alma poder cuidarte un poco más y que la historia tenga un mejor final. Pero si no es así solo me resta recordarte que ya nunca te podré olvidar.

Aquí descansa una parte rota de mi corazón.

Una vez más...

Dicen que cuando es imposible avanzar solo queda echarse atrás para coger impulso y nada me gustaría más que impulsarme hasta volar pero tú y yo sabemos que eso no va a pasar. Al menos yo lo sé, por desgracia lo sé. Sé que nunca seré el que te acompañe de la mano una tarde de verano, sé que nunca seré el que se tumbe contigo en la hierba durante horas, sé que nunca seré el encargado de inspeccionar cada grano que adorna tu piel, sé que nunca seré el que se deje sus labios en los tuyos. Lo sé... sé que nunca seré quien más deseo ser.

Quizá lo mejor sea que me olvide de mis sueños... de mis deseos... de ti... pero es que cuando creo que no puedo ser más estúpido me sorprendo a mí mismo pensando en ti. Valiente forma de olvidarte, extraña forma de quererte, original forma de hacerme daño, ilusa forma de ser feliz... pero qué le voy a hacer si cada vez que recuerdo tu sonrisa una lágrima abrasa mi cara, si cada vez que pienso en tu mirada se me escapa un suspiro, si cada vez que me miras se me rompe el alma.

Seguramente la vida sea esto, al menos la mía, ver a quien tiene mi todo desperdiciarlo como si fuera mera calderilla mientras yo vendería los restos de mi alma al mismísimo cupido, que ha demostrado ser peor que el propio diablo, por tener una mínima oportunidad de tenerlo. Sin embargo aún daría más por ver que al final quien te tenga sepa lo que tiene y que nunca, nunca jamás, tengas que pasar lo que yo, es a todo lo que puedo aspirar ya y espero de verdad que esta vez las moiras sepan qué hilo no deben tocar.