lunes, 12 de septiembre de 2016

Y a la tercera...

Y vuelvo a ti, que siempre me recibes entre tus blancos lienzos para desenredar los nudos que mi estupidez crea en mi estómago, con la misma historia de siempre... o no... no es la historia de siempre, pero tú y yo sabemos que tendrá el mismo final a pesar de tener diferentes protagonistas, localización y punto de partida. Y es que me río y me mato en los refranes engañosos que hacen que mi mente vuele mientras mis pies siguen dentro del bloque de hormigón que me sumerge cada vez más profundo en el árido mar de la soledad.

Lo sabes, lo sé. Es obvio, lo sabemos. Pero no voy a hacernos caso. Y esta vez ya no tendré lágrimas que soltar, no tendré más gritos que ahogar ni más bajo que cavar así que más te vale volverte a equivocar.